Soñé que caminaba, sentí el peso de una chamarra y un clima neblinoso. Me topé con una maestra de historia francesa con ojos llorosos. La abrazo y le pregunto. Contestó con voz atribulada, llegaré tarde al nacimiento de mi nieto.
Anoche no llore. Desperté cansado. Desayuné café con mi tío y mi madre. Vi una mariposa negra con decorado amarillo. La he seguido, atraviesa siluetas. Temprano tenía ganas de escribir, ahora no. Llegamos a una tienda grande y recordé mi apática adolescencia, recapitulando la amargura por los estantes de ropa con olor a plástico. Ayer releí el poemario y me disgustó. No lo destruí porque soy voluble. Mi tío reseñó una película sobre un muro. Me parece disparatado que mi madre me demande escoger un color de boxers. Únicamente compro comida y libros. Ayer le dediqué a una mujer, que consideré mi musa, la lluvia. Me dijo que su padre ya se la había dedicado. Imaginen cómo me sentí. La poesía es una perdida de tiempo. Yo quiero perder mi tiempo, anegarlo, despintarlo. Todo eso. Me declaro, en el nombre del fregadero y los huecos, un poeta fantasma. Mañana mismo escalo dos o tres poemas diarios. Nunca pronuncies el imbécil ‘no me vuelvo a enamorar’. Porque no me chingues. Un abuelo prometió no olvidar y repentino Alzheimer. ¿A qué sabrá? Mi tío afirma que en donde habitamos los indígenas se congregan y cooperan para hallar trabajo, sobreponiendo sus tradiciones. Me sobresalté. Quiero escribir una novela al respecto. (No te adelantes). La culpa no sirve. Escribo en otro idioma.
Ahora, refranes: “Si da el cántaro en la piedra, mal para el cántaro y si la piedra da al cántaro, mal para el cántaro”, “Las penas con mal son menos”, “Quien canta, sus males espanta”, “La letra con sangre entra”.
Las semanas venideras me desenamoraré.
(Pero es menos mental)
A veces escribo poemas incomprensibles:
*Cambios,
flotan
borrosos,
temidos.
flotan
borrosos,
temidos.
No cierres.
Nada de suplicas.
Las paredes no ruegan.
Retorna al cincel .
El goteo transfirió
oleaje drástico en los hormigueros.
Nada de suplicas.
Las paredes no ruegan.
Retorna al cincel .
El goteo transfirió
oleaje drástico en los hormigueros.
Regresa al agua.
Perdamos las sandalias
el atrevimiento del ocaso.
Perdamos las sandalias
el atrevimiento del ocaso.
Estoy enamorado de un rompehielos.
¿Le entienden? No me decepciona. Desahogar.
-Un trabalenguas.