Noctambulismo

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Espeluznante categoría de una noche respirada,
ventajosa,
pasivamente lúgubre.

El mito de los árboles castigados
en una estupefacción,
corrigen el rastro
del viento, nublado.

Nublado y extinto está mi ojo de pieles
caídas. Las páginas. Música
para estúpidos esclavos.

Espero, compadecido, el final
de un hermoso velorio.
Un pilar alumbrado; el último
integrante de un bosque de suplicas.

Un maremoto de hojas,
un tronco cicatriz.

Viento palmado, viento
espíritu enternecedor
reconfortante,
abstracto.

Le debo al universo la traducción.
No puedo con la paz.
La comparto, pero no
me mostraron la poción,
el modo de repartirla.

Alerta de frío,
el escalofrío es vida.

Tiemblan las entrañas de una noche gris,
sempiterna, memorable.

Una astucia alebrestada
por el inefable mundo de ventiscas,
de ventanas entreabiertas como puertos desembarcando ostras bajo los muelles
o como géysers abruptos.

Se constipan las estrellas junto al monte oscurecido
pegado al aire,
al impreciso cielo.
Nos hace uno mismo.