Duermen los grillos, tropieza el cielo con las estrellas, refulge el pasto, refracta el rocío.
Los presidiarios golpean la frente de la ventana, más pequeños, proclamando reunirse. Propósitos afines del carcelero: tapar esa gotera exasperante, a la medianoche acorrala. Son los pasillos sonámbulos, estiércol de la ducha. Es notorio. Los rizos del trapeador saborean el mugroso trecho.
Timbran los barrotes, nuevamente, sube el charco, obnubila unas cuantas lunas, fenecieron las veladoras.
Los traidores opacos sujetan las agujetas a la litera inestable asustada por los roedores, falsificada por la extinta madera de fiebre.
Recorre el reloj carcelero.
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